ANDALUCÍA

ANDALUCIA

(Rafael Moreno Segura)

   ¿Cuantos sentimientos entraña esa palabra? Durante siglos, como reza la letra de su himno, muchos hombres y mujeres lucharon por tener una Andalucía mejor, algunos dieron su vida por ello, como Blas Infante fusilado por la derecha.

   Como todos los nacionalismos en España, el andalucismo se empieza a fraguar en la última parte del siglo XIX, como reacción frente al centrismo imperante en el estado liberal. Se pretendía defender la identidad de los pueblos y una marcada corriente federalista difundida en la I República.

   Entre 1910 y 1936 Blas Infante reivindica una personalidad para Andalucía, es cuando se empieza a producirse interesantes movimientos políticos, teniendo en cuanta la época. Primero en 1918 tiene lugar la llamada Asamblea de Ronda, donde se adoptó la Bandera de Andalucía y el Escudo. El movimiento social por aquel entonces era más bien escaso y aunque se iban dando pasos, no cuajaba del todo.

   La II República, y en concreto la Constitución de 1931 abrió una posibilidad legal de tener cierta autonomía en las regiones españoles. Papel importante empezaron a tener las Diputaciones, especialmente la de Sevilla, que organizó la primera asamblea de municipios sevillanos para abordar la consecución de la autonomía andaluza. Distintas Diputaciones andaluzas también empezaron a moverse en el mismo sentido. Pero llegó la Guerra y la Dictadura y Blas Infante fue fusilado.

   Con la transición española y la constitución española se abre la puerta de las autonomías. Y es entonces cuando el pueblo andaluz se convierte en protagonista y se echa a la calle para reclamar sus derechos, aquellos que pretendía hurtarnos, como siempre, la derecha. Así el 4 de diciembre de 1977, más de un millón y medio de andaluces pidieron a grito la autonomía. No pareció enterarse UCD que gobernaba entonces, y pretendió otorgarnos la autonomía prevista en el artículo 143 con menos competencias autonómicas, en lugar de las previstas para las comunidades denominadas históricas, Galicia, País Vasco y Cataluña, como pretendía Andalucía, tal como contemplaba el artículo 151. Los andaluces no nos conformamos con aquella cacicada, y vencimos.

   No fue la última cacicada, UCD, con el apoyo de Alianza Popular, la derecha al completo, defendieron la abstención o el voto en blanco en el referéndum de autonomía que se celebró el 28 de febrero de 1980. Los andaluces volvimos a vencer y el SI ganó mayoritariamente.

Hoy, después de tener un nuevo Estatuto, Andalucía es otra bien distinta. Nuestro autogobierno nos ha dotado de mejores infraestructuras y equipamientos y el desarrollo de políticas sociales, sanitaria y educativas hace de nuestra tierra un lugar avanzado y plenamente integrado en el mundo occidental, superando con creces las barreras y los obstáculo que la derecha nos ha ido colocando a lo largo de la historia. Hoy tenemos, no más ni menos que los mismos problemas que cualquier sociedad avanzada, pero con capacidad para sacarlos adelante. Por todo esto lucharon y murieron muchos andaluces.